Hoy domingo 7 de noviembre de 2021, Carlos Peña publica en El Mercurio una reflexión acerca de la posición de los candidatos, especialmente de izquierda, acerca de la violencia.
..»Lo que llamamos Estado es, en la más íntima de sus dimensiones, un aparato de fuerza o, mejor aún, una forma de monopolizar la violencia, única forma agregamos, de contenerla. El Estado es una agencia que reclama para sí, con éxito, el monopolio de la fuerza».
..»Todos los candidatos, especialmente los de izquierda, parecen rehuir de esa dimensión del quehacer que han elegido, ese deber que pesa sobre quien conduce el Estado: la disposición, tarde o temprano, a emplear la fuerza. Y es obvio que el problema del monopolio de la fuerza no se resolverá con el diálogo, no al menos en esta fase.»
..» Quien no advierte esto y no comprende que el Estado supone un pacto con el diablo y que la política no es el camino para salvar el alma.., es un niño políticamante hablando».
Mi comentario: Chile está en un momento crítico. El presidente Piñera no parece entender las obligaciones de su cargo. La izquierda moderada se esconde y no fija posiciones con respecto a la situación de la democracia en nuestro país (¿será que dejaron de creer en la democracia tal como se entiende en el mundo libre?). La izquierda radical se muestra claramente, y, por lapsus o momentos de sinceridad, declara su validación de la violencia por grupos que no son precisamente el Estado. La Convención Constitucional dominada por «tribus» indigenistas, colectivistas, progresistas, e identitarios, eleva un discurso que, peligrosamente, reclama para sí, un poder absoluto, es decir, por encima de todas las instituciones de la República.
